En el mundo de las inversiones inmobiliarias, una propiedad rentera es aquella que genera ingresos constantes a través del arriendo o alquiler. Pero no toda propiedad es verdaderamente “rentera”. Para que lo sea, debe superar la rentabilidad que ofrecen los bancos u otras inversiones tradicionales como certificados de depósito o pólizas de ahorro.
La rentabilidad es el porcentaje de ganancia anual que obtienes sobre el valor de una propiedad. Si una casa o departamento te genera ingresos mensuales por alquiler, ese dinero se compara con lo que invertiste para determinar si la propiedad es rentable.
Ejemplo simple:
Si compras una propiedad en $100.000 y te deja $7.000 al año en alquiler, la rentabilidad bruta es del 7% anual.
En muchos países, una propiedad se considera “rentera” si supera el 6%-8% anual, lo cual usualmente está por encima de la rentabilidad que ofrecen los bancos (que oscila entre 3%-5% promedio).
Para hacer un análisis serio y no quedarte en suposiciones, necesitas tener estos datos clave:
1. Valor de compra de la propiedad
Incluye el precio de compra + gastos notariales + impuestos + reformas (si las hay).
2. Ingresos por arriendo
Valor mensual de arriendo proyectado o actual x 12 meses.
Si son varias unidades (departamentos, suites, locales), suma todos los ingresos anuales.
3. Gastos operativos
Impuestos prediales.
Mantenimiento y administración.
Seguros.
Vacancia esperada (meses sin inquilino).
Servicios o consumo (si están incluidos en la renta).
4. Rentabilidad bruta
Fórmula:
(Ingresos anuales por arriendo / Inversión total) x 100
5. Rentabilidad neta
Fórmula:
((Ingresos anuales - Gastos) / Inversión total) x 100
Esta última es la más realista, porque te muestra lo que verdaderamente queda limpio en tu bolsillo después de costos.
✅Ingresos pasivos constantes
✅Protección contra la inflación
✅Valor que tiende a apreciarse
✅Apalancamiento con crédito hipotecario
✅Ventaja sobre inversiones bancarias tradicionales
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